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Perdonar a otro te libera

Perdonar a otro te libera

 Cuando era una niña pequeña, tenía a mi mejor amiga en la escuela. Éramos inseparables. Nos sentábamos juntas en clase, almorzábamos y jugábamos juntas en el recreo todos los días. Y luego un día, sin previo aviso, me anunció que ya no éramos amigas.

Quedé anonadada. ¿Qué había pasado que cambió las cosas? Mi padre notó mi ofuscamiento esa noche y me preguntó qué me pasaba. Llorando, le conté lo que había ocurrido.

Le dije que si alguna vez ella cambiaba de opinión y quería ser de nuevo mi amiga, yo no la perdonaría ni jugaría con ella de nuevo. Él me tomó en sus brazos y me dijo: “No guardes rencores. Debes aprender a perdonar a quienes pecan contra ti”.

¿Por qué el perdón es tan importante?
A pesar de que mi padre era un cristiano devoto y desde hace años soy una humilde conversa al Islam, aún encuentro sabiduría en sus palabras. Esta es una lección importante en el Islam. Comencé a aprenderla hace muchos años. Pero me tomó algún tiempo entender realmente el beneficio del perdón.

Fui obligada a recordar sus palabras siempre que alguien, de manera inconsciente, presionó mis botones. Siempre tuve que ser una persona calmada, tranquila y serena… hasta que me presionaban demasiado. Era entonces cuando dejaba que mi ira explotara.
En el pasado, dejaba que mi temperamento y mi lengua iracunda se llevaran lo mejor de mí. Si alguien me agraviaba, ¿por qué no podía retener mi perdón?

Pero en estos días soy mucho más propensa a pasar por alto las cosas que solían despertar mi ira. Contener mi cólera y evitar los rencores, ahí es donde enfoco mis esfuerzos en la actualidad.

La tolerancia y el perdón son características ideales de los seguidores devotos de esta religión. Todos hemos experimentado ira hacia otro. Quizás alguien intentó lastimarte a propósito. O quizás alguien te hizo daño intencionalmente, y te dio muchos problemas.
La ira se apodera de ti, moviéndose rápidamente por todo tu cuerpo como el fuego. Te comportas irracionalmente y eres ajeno al daño que les causas a los demás.

Aquellos que luchan por apegarse a las enseñanzas del Islam se cuentan entre los Muhsinin (aquellos que se destacan por hacer el bien). Ellos se resisten a permitir que su ira rebose. La ira es una enfermedad del corazón. Forja resentimiento y pesa sobre el alma.
Perdonar a alguien no es una debilidad. Esto eleva el estatus y honor de uno con Al-lah. El Profeta, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, dijo: “Cuando el siervo de Al-lah perdona, Al-lah no le incrementa más que el honor. Nadie se humilla por la causa de Al-lah, sin que Al-lah eleve su estatus” [Muslim].

Vivir libre
Hay algunas personas que parecen ser amadas y respetadas por todos quienes las conocen. La ira y el resentimiento hacia los demás no es parte de su naturaleza. Ellos entienden que somos seres humanos, propensos a los errores y los malos actos.

Se dan cuenta del verdadero valor de ser tolerante y perdonar. Esto purifica el corazón y complace a Al-lah. El Mensajero de Al-lah afirmó: “A quien muere libre de tres pecados, Al-lah lo perdonará, si Al-lah quiere: asociar algo con Al-lah, practicar la magia o la hechicería, y guardar resentimiento hacia su hermano” [Bujari].

El perdón y la tolerancia hacia los demás les resulta natural a algunos. Pero para la mayoría de nosotros, esto requiere una buena dosis de esfuerzo. He aquí algunos consejos para guiarte por el camino correcto:

1. Ten en cuenta que todos cometemos errores. Todos somos humanos. De modo que los errores son parte del paquete. Espera y acepta ese hecho. A menudo hacemos o decimos cosas en el momento y luego quisiéramos retroceder y borrarlas. No hay forma de volver en el tiempo y deshacer una acción, pero podemos hacer cosas mejores para estar dispuestos a perdonar y continuar adelante.


2. Recuerda los momentos en que necesitaste el perdón. Ponte en los zapatos del otro. Piensa en los momentos en los que quizás heriste a alguien, intencionalmente o no, o cometiste un error. Si nunca fuiste perdonado, ¿cómo se siente eso? Si alguien ha sido lo suficientemente amable como para perdonar tus errores, piensa en lo bien que eso se siente. Trata de mantener ese sentimiento en tu memoria todo el tiempo.


3. Olvida. Una vez perdonas a alguien, deja el pasado atrás. No vuelvas a sacarlo a colación porque eso evita que sigas adelante. Si no puedes olvidarlo, probablemente aún guardas resentimiento e ira. Perdona por completo.


4. Resalta lo positivo. La mayoría del tiempo, si miras con suficiente atención, puedes hallar algo positivo en cualquier situación. Por ejemplo, si un buen amigo comete un error y comparte información privada que le pediste que no revelara, cuando lo perdonas ambos han aprendido también una lección acerca de las ramificaciones de no mantener la palabra.


5. Sigue el ejemplo de aquellos de mejor carácter. Piensa en aquellas personas en la comunidad que ejemplifican mejor la tolerancia y que perdonan fácilmente. Pon atención a su amabilidad y su naturaleza solidaria, y haz un esfuerzo por aplicar todo lo bueno que aprendas de ellos.

Ahora, ve y perdona. Y puede que seas perdonado.

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